Mujer, latido y lucha
Un día no basta, pero un día sirve.
Sirve para recordar que la historia se ha escrito con voces que quisieron callar y pasos que intentaron frenar. Sirve para entender que la lucha no es capricho ni moda, sino urgencia. El 8 de marzo, Dia Internacional de la Mujer, no es un adorno en el calendario, es una bandera en el viento, un eco de siglos que sigue pidiendo justicia.
Las mujeres han sido cuna y barricada, refugio y tormenta. Han sido manos que sostienen y puños que reclaman.
Han sido, son y serán. Porque su derecho a la vida plena no debería ser un poema de resistencia, sino un capítulo cotidiano de la humanidad. Ese día es un homenaje a las que fueron, a las que son ya las que vendrán. A las que gritan, a las que avanzan, a las que nunca dejaron de creer que otro mundo es posible.
Y lo será.
La mujer de hoy no es la misma de ayer, ni siquiera la de hace un suspiro.
Ha transitado senderos de espinas y de sueños, de luchas y de logros, de preguntas sin respuesta y respuestas que no se hicieron esperar. Ha aprendido caminar sin pedir permiso y a hablar sin esperar la oportunidad, la crea. No acepta el impuesto del silencio, lo quiebra con su verdad. No es la sombra de nadie, sino la luz de su propio camino.
La mujer de hoy es madre, hija, hermana, amiga, jefa, obrera, científica, artista, líder, soñadora.
Puede ser todas a la vez o ninguna, porque su esencia no se define por etiquetas ni estereotipos, sino por su libertad de elegir. Ha comprendido que la igualdad no es una concesión, sino un derecho. Y aunque aún hay puertas cerradas, techos de cristal y muros invisibles, la mujer de hoy ya no espera que alguien los derribe por ella: ha aprendido a derribarlos con su fortaleza y verdad.
En este 2025, la mujer sigue alzando la voz.
En las plazas y en los congresos, en las fábricas y en las universidades, en la casa y en la calle. Su lucha no es un capricho ni una moda, sino una necesidad. Porque aún hay quienes creen que su sitio es el de siempre, el del pasado. Pero la mujer de hoy sabe que aún falta camino por recorrer. Y no se detendrá hasta que la equidad deje de ser una aspiración y se convierta en una realidad.
“Porque la mujer de hoy, como la de ayer y la de mañana, no pide permiso para ser quien es.”