“Solo el tener hijos no lo convierte a uno en madre y padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista”
La frase, nos lleva a reflexionar sobre la diferencia entre ser nominalmente algo y serlo en realidad. Tener hijos no es simplemente una cuestión de biología o reproducción; Ser un verdadero padre o madre implica un compromiso mucho más profundo y significativo. En el caso del piano, poseer uno no te convierte automáticamente en un pianista virtuoso. Tocar el piano requiere dedicación, práctica constante, estudio y amor por la música. De manera similar, traer niños al mundo no hace automáticamente a alguien un buen padre o madre. La crianza es un acto de amor, cuidado y responsabilidad continua.
Ser un padre o madre implica mucho más que la simple biología. Requiere una inversión emocional, física y psicológica en la crianza de los hijos. Implica estar presente, guiar, enseñar, apoyar y amar incondicionalmente. Implica tomar decisiones que benefician a los hijos, incluso si a veces son difíciles. Además, ser un buen padre o madre significa ser un modelo a seguir. Los niños aprenden a través del ejemplo, y los padres influyen en la formación de sus valores, ética y personalidad. Por lo tanto, no basta con tener hijos, sino que se debe ser un modelo positivo para ellos.
Esta reflexión nos recuerda que ser un verdadero padre o madre va más allá de la biología. Es un compromiso activo y constante para criar y nutrir a los hijos, brindándoles amor, orientación y apoyo. La paternidad y la maternidad son roles que deben ser asumidos conscientemente, y no se limitan a la mera existencia de la descendencia.