¿Por qué una persona aparentemente sana puede sufrir un infarto?
Se cree que los infartos y las enfermedades cardiovasculares solo afectan a personas de avanzada edad y que no practican deportes.
Sin embargo, cada año se registran muertes por estos motivos, no solo entre personas aparentemente sanas, sino entre deportistas de alto rendimiento como futbolistas y maratonistas. Entonces la pregunta flota en el aire: ¿A qué se debe?
Para el cardiólogo Eric Larose del Instituto del Corazón y Pulmón de Quebec, Canadá, las causas son muy bien conocidas para la ciencia. “Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si, de antemano, las víctimas conocieran sus factores de riesgo y las señales de advertencia de un inminente evento cardíaco”, aseguró en una entrevista el año pasado al diario canadiense The Globe and Mail.
Dos fenómenos distintos con diversas causas.
Para poder estar al tanto de los riesgos, lo primero que debemos conocer es la diferencia entre un ataque cardíaco y un paro cardíaco.
«Un ataque al corazón es un problema de fontanería», explicó el Dr. Chris Simpson, jefe de cardiología de la Universidad de Queen. Una arteria que lleva al corazón queda bloqueada, generalmente debido a la acumulación de colesterol, y la parte del músculo cardíaco que se alimenta por esa arteria se daña.
Por otro lado, «un paro cardíaco es un problema eléctrico», dice el Dr. Simpson. «El ritmo natural del corazón que genera cada latido de repente se detiene por completo y se vuelve eléctricamente silencioso, o se vuelve tan rápido y errático que el músculo cardíaco esencialmente no puede seguir el ritmo de todas las señales eléctricas y por lo tanto simplemente tiembla, literalmente, tiembla, y no puede generar ningún bombeo de salida», añade.
Un ataque al corazón, si es grave, puede provocar un paro cardíaco, pero lo contrario no puede ocurrir. Además, el paro cardíaco repentino generalmente se debe a unos cuantos trastornos del ritmo cardíaco heredados genéticamente: Síndrome de QT largo, Síndrome de Brugada, Taquicardia Ventricular Polimórfica Catecolaminérgica (TVPC), Miocardiopatía Arritmogénica del Ventrículo Derecho (ARVC) y Miocardiopatía Hipertrófica.
Estas condiciones pueden ser difíciles de diagnosticar, dice el Dr. Simpson, «pero una de las cosas que hemos descubierto recientemente es que si se toma todo el universo de personas que acaban de caer muertas a los 23 años, resulta que más de la mitad de ellas, en retrospectiva, tenía algunas señales de advertencia».
Tres señales
De hecho, hay tres señales de advertencia clave.
- La primera son mareos o desmayos durante el ejercicio. Esta puede ser una señal de que el ritmo del corazón estuvo fuera de control el tiempo suficiente para hacerlo colapsar, pero volvió a la normalidad lo suficientemente rápido como para permitirle despertarse.
- La segunda son desmayos como resultado de un ruido fuerte o sobresalto. «Las razones no están del todo claras, pero es un fenómeno bien descrito en el Síndrome de QT Largo», dice el Dr. Simpson.
- Y finalmente, la tercera señal es un historial familiar de muerte súbita a una edad temprana.
Incluso sin ningunas de estas señales de alarma, lo ideal es visitar a un médico de manera regular. Especialmente si se tiene antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, desmayo, dolor en el pecho o irregularidades cardíacas. En la consulta se puede realizar un electrocardiograma para revisar si hay problemas eléctricos con el corazón. También se pueden realizar pruebas más especializadas como un ecocardiograma o un ultrasonido cardíaco, el cual puede identificar si una persona tiene miocardiopatía hipertrófica y también puede detectar ARVC.
Por último, otro factor que nunca se debe olvidar es que estar en forma y estar saludable no necesariamente significan lo mismo. Es posible estar sano y no estar en forma. En ese sentido, tampoco se debe priorizar el afán de romper los propios límites en cualquier disciplina deportiva, sobre la propia salud.
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Fuente: https://nmas1.org/news/2018/02/20/sana-corazon-infarto