Somos lo que hacemos, no lo que decimos que hacemos
Desde hace unos años y sobre todo a raíz de la deceleración económica se ha observado como las organizaciones y sobre todo las grandes empresas han recurrido a sus valores para luchar y mantenerse, ahora más que nunca, unidos antes estos contratiempos.
Los valores son ideas o conceptos a partir de los cuales juzgamos y actuamos
Los directivos son quienes tienen que escogerlos y definirlos, para ellos lo aconsejable es que consulten también a los empleados, que se sientan integrados dentro de este proceso.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de valores empresariales?
De las múltiples definiciones que el diccionario de la Real Academia Española da a la palabra “Valor” nos podemos quedar con “Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros”. Se trata de una guía de principios morales, sobre los que los propietarios de la empresa quieren que se basen las relaciones, tanto internas, como respecto al mercado y el entorno.
La tenencia de unos valores claros y definidos, ha sido la clave en empresas que han conseguido perdurar en el tiempo
Debemos entender, que los valores son el punto de partida, los cimientos que marcan las restricciones y la línea de trabajo, sobre las que la propiedad de la empresa construye la definición de su estrategia. En consultoría somos conscientes de la importancia que reviste una definición clara de los Valores, tanto en la formulación del Plan Estratégico, como en la definición de protocolo familiar, o en procesos de adquisición y en general con lo que respecta a la organización.
La toma de decisiones empresariales está estrechamente ligada a los valores que se desea transmitir tanto al exterior como a nivel interno
Aunque pueda parecer una obviedad, no todas las empresas entienden que tener una lista de valores corporativos no sirve de nada sino los aplicas en cada decisión llevada a cabo. Los valores internos y externos están cada vez más vinculados a la responsabilidad social corporativa. Los trabajadores quieres formar parte de empresas socialmente responsables, que tienen en cuenta temas como el medio ambiente, la paz mundial, y por descontado los derechos de sus trabajadores.
Somos lo que hacemos, no lo que decimos que hacemos
Definir valores que reflejen los objetivos de la empresa y las motivaciones de su personal crea una identidad corporativa que promueve su integración, compromiso, una mayor productividad y un ambiente laboral positivo. Estos valores no deben plasmarse solo en papel, es decir en declaraciones de misión y visión que representen solo una imagen, sino vivirse dentro y fuera de la organización, de manera que guíen la toma de decisiones y sirvan de inspiración. Tan importante es su definición como su comunicación a los empleados, proveedores y clientes.
Algunos ejemplos de valores trascendentes son:
- Honestidad. Ofrecer la certeza de que las acciones y decisiones de la empresa reflejarán lo que ésta promete en sus declaraciones de misión y visión, contratos y anuncios publicitarios.
- Compromiso social. Actuar teniendo siempre en mente el bienestar de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto, tanto en sus actividades productivas como comerciales.
- Calidad y equidad. Producir bienes y servicios de calidad y venderlos a un precio justo que corresponda con lo que los clientes recibirán a cambio.
- Servicio al cliente. Comprometerse a anteponer la satisfacción de los clientes tanto en el trato atento, las entregas puntuales como en la calidad de los productos o servicio
- Compromiso con el medio ambiente. Responder por la huella ecológica que genere la actividad productiva y emprender acciones que la mitiguen.
- Transparencia. Que la empresa sea franca y abierta al explicar sus decisiones e informar de sus acciones.
Como pilares, los valores no sólo necesitan ser establecidos sino que las organizaciones deben mantenerlos, promoverlos y divulgarlos constantemente para que sus trabajadores comprendan sus significados y los pongan en práctica en sus labores cotidianas.