Los argentinos según Ernesto Sabato
Ernesto Sabato (1911-2011) capturó las contradicciones de la idiosincrasia argentina, abordando temas como la fragilidad institucional, la tensión entre campo y ciudad, el peso del pasado y el conflicto entre razón y pasión. Sus ensayos son crónicas filosóficas de un país en lucha interna.
Un texto clave es «El otro rostro del peronismo» (incluido en El escritor y sus fantasmas, 1963). Sabato analiza el peronismo desde una perspectiva existencial y social, viéndolo como la expresión de tensiones entre élites y masas, lo ilustrado y lo popular, el orden y el caos. Para él, Argentina sufre una incapacidad de construir proyectos colectivos por su desgarramiento interno. El peronismo encarna estas tensiones: responde a las necesidades de las masas postergadas pero profundiza las divisiones sociales. Este fenómeno refleja una constante histórica: un país atrapado entre ideales abstractos y las necesidades concretas del pueblo, que favorece liderazgos carismáticos y caudillismos.
En otro ensayo fundamental, «Hombres y engranajes» (1951), Sabato examina la deshumanización de la modernidad y cómo en Argentina esta adopta formas específicas: la imitación de Europa sin resolver desigualdades internas, la centralización en Buenos Aires y la desconexión entre clases sociales. Usa una metáfora recurrente: «Argentina es un país que ha perdido su alma». Según él, esta alma representa la capacidad de reconciliar sus facetas diversas y construir una identidad propia. Argentina oscila entre la nostalgia de un pasado idealizado —las glorias del campo, la figura del gaucho, la independencia— y una modernidad que nunca logra asimilar completamente. Esto produce una sociedad fragmentada y sin dirección común.
En su obra, hay una «desesperanza lúcida»: las virtudes argentinas —pasión, creatividad, rebeldía— son las mismas que conducen al caos y la autodestrucción. Sin embargo, Sabato no deja de llamar a la reflexión y el cambio, enfrentando los «fantasmas» internos que han atormentado al país. Sus textos invitan a mirar el alma argentina, con sus luces y sombras, para entender sus contradicciones y reconciliarse con ellas.
La percepción del argentino en América Latina
Aunque no fue el eje central de su obra, Sabato aborda tangencialmente la percepción de los argentinos en la región. En América Latina, se les admira y, a veces, se les critica por rasgos asociados con su identidad cultural. Esto deriva en parte del «orgullo argentino» y de una narrativa histórica que buscó separarlos simbólicamente del resto del continente. Argentina aspiró a ser la «Europa de América del Sur», una nación industrial y educada, distinta de lo que las élites porteñas consideraban el atraso de sus vecinos. Este discurso creó un aislamiento simbólico: el argentino es visto como alguien que se considera superior.
Detrás de esta imagen de altivez, Sabato identificaría una profunda inseguridad nacional. Argentina, a pesar de su potencial, ha vivido constantes crisis y fracasos colectivos. El orgullo exacerbado a menudo enmascara un país que ha perdido confianza en su destino. Esta percepción externa de arrogancia también convive con admiración por la pasión argentina. Desde el fútbol hasta la política y la cultura, los argentinos son vistos como intensos, creativos y expresivos.
Sabato señala que esta intensidad externa refleja las tensiones internas de los argentinos. La contradicción entre un pasado glorioso y un presente frustrante no solo se siente dentro del país, sino que se proyecta hacia el exterior. Argentina busca su lugar en América Latina, oscilando entre querer pertenecer y diferenciarse.
Sobre Ernesto Sabato
- Sabato fue escritor, pintor y físico argentino. Publicó tres novelas (El túnel, Sobre héroes y tumbas, Abaddón el exterminador) y destacados ensayos (Uno y el universo, Hombres y engranajes, El escritor y sus fantasmas).
- En 1984 recibió el Premio Cervantes. Aunque se formó como físico, el surrealismo lo llevó hacia la literatura. Su obra narrativa explora dilemas existenciales, valores morales y la psicología humana.
- En política, presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuyo informe Nunca más documentó las atrocidades de la dictadura militar (1976-1983).