¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?
Así dice una frase:” Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.” Qué sencillo y qué inmenso a la vez. Vivir no es solo respirar ni marcar el paso monótono de los días. Vivir es sentir cómo cada instante te atraviesa el alma, es saber que hay algo por lo que vale la pena resistir, amar, soñar. El arroz sostiene el cuerpo, pero las flores alimentan el espíritu. Sin ellas, ¿para qué seguir?
La vida nos enfrenta constantemente con elecciones.
Hay quienes toman las riendas y hacen que las cosas sucedan, quienes se quedan al margen como espectadores y quienes, confundidos, apenas logran preguntar: «¿Qué pasó?» ¡Qué trágico sería conformarse con solo mirar! La vida no es para los tibios ni para los que temen arriesgarse. Es para aquellos que se atreven a jugarse el corazón, para los que desafían las dudas y construyen algo hermoso a partir del caos.
Y aquí viene la gran verdad: la persona más influenciable con la que hablarás todo el día eres tú.
Cada palabra que te dices, cada pensamiento que dejas pasar por tu mente, es una semilla que siembras en tu alma. ¿Qué estás sembrando? ¿Miedo? ¿Duda? ¿O estás regando el terreno de tus sueños con confianza y amor propio? ¡Habla con pasión, con valentía, con amor a ti misma! Porque si no lo haces tú, ¿quién lo hará?
Mario Benedetti lo dijo sin rodeos:
«Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.» Y aunque sus palabras puedan sonar duras, llevan una verdad que golpea: ¿qué estás haciendo con tu vida? ¿Te estás matando sin sentido? ¿O has encontrado la fuerza para convertir el esfuerzo en una celebración? No se trata de esclavizarse al trabajo ni de huir de él, sino de darle un propósito que encienda tu fuego interior.
Porque al final, la vida no se trata solo de sobrevivir, de llenar los días con tareas.
Se trata de vivir con una intensidad que te haga vibrar, de saber que cada paso que das te lleva más cerca de algo que te llena. Sí, necesitamos arroz, pero también flores. Necesitamos un motivo que haga que todo valga la pena, algo que nos despierte cada mañana con la certeza de que estamos vivos y no simplemente existiendo.
Así que te lo pregunto: ¿qué estás haciendo hoy para llenar tu vida de flores?