Necesitamos buenas noticias, las que abrazan la esperanza

Hoy, al abrir los ojos, traté de contar los años que han pasado desde que, junto a mi amigo Martín, decidimos emprender una travesía en busca de luces en medio de tanta sombra. Hace ya más de 27 años que dimos a luz a vidapositiva.com, ese rincón donde solo las buenas noticias encuentran su lugar, donde las reflexiones nacen y la conciencia se despierta en cada amanecer.

Sobrevivimos al tiempo, ese devorador insaciable, y aquí estamos, como náufragos que flotan sobre una marea de negatividad. Hicimos, y seguimos haciendo, lo que parece un acto de rebeldía: difundir solo lo bueno, lo que alimenta el alma, mientras las otras noticias, las que duelen, saben bien donde buscar su público. Sin embargo, en nuestra esquina del mundo, los amigos escasean, las empresas se alejan, y la publicidad es un espejismo que nunca se materializa.

Pero ¡qué bendición en el rechazo! Porque esa soledad nos dio alas, nos hizo libres, nos permitió caminar sin deudas, sin cadenas, sin dueños. Y así, un día, al otro lado del océano, nació en España una hermana pequeña, kambiopositivo.com, tan nuestra como la primera, nacida del esfuerzo y de nuestros propios bolsillos. No contamos con millones de seguidores, pero sí con los que importan, con aquellos que han decidido creer que todavía hay espacio para el optimismo.

Nos gusta habitar este espacio, este pequeño refugio donde pocos se atreven a entrar, donde la luz aún se filtra por las rendijas. También probamos suerte en la radio, en la televisión, llevamos nuestras ideas al aire y al éter, con menor fortuna, quizás, pero sin detenernos. Porque seguimos, tercos, empecinados en ser ese “oasis en medio del caos”, ese rincón donde las palabras aún pueden curar.

Hoy, en este posible nuevo aniversario, no levantamos el trofeo por nosotros. Este es un homenaje a aquellos que todavía buscan “desintoxicarse del mundo”, a los que “miran el vaso medio lleno”, a los que “leen y, en cada palabra, encuentran un pedazo de esperanza.”