No siempre el placer y la felicidad van de la mano
Desde la perspectiva de la neurociencia, la distinción entre placer y felicidad es fundamental y se puede explicar a través de los procesos neurológicos y bioquímicos que subyacen a estas experiencias emocionales.
El placer
El placer se refiere a una sensación momentánea de satisfacción o gratificación que experimentamos cuando realizamos una actividad placentera, como comer algo delicioso, tener relaciones sexuales o recibir un cumplido. Esta sensación de placer está mediada por la liberación de neurotransmisores como la dopamina, que actúan en ciertas áreas del cerebro, como el sistema de recompensa, para reforzar el comportamiento que llevó a esa sensación placentera.
Sin embargo, esta sensación tiende a ser breve y efímera, ya que el cerebro se adapta rápidamente a los estímulos y la liberación de dopamina disminuye con el tiempo, lo que lleva a la necesidad de buscar nuevas fuentes de placer para mantener la sensación, o bien aumentar cada vez más lo placentero, lo que significa algo complicado.
La felicidad
Por otro lado, la felicidad es un estado emocional más duradero y complejo que implica una evaluación general positiva de la vida y el bienestar emocional. A diferencia del placer, que está vinculado a experiencias específicas, la felicidad se relaciona con un sentido más profundo de satisfacción y bienestar en la vida en su conjunto. Este estado emocional está asociado con la actividad de neurotransmisores como la serotonina, que desempeña un papel importante en la regulación del estado de ánimo y la estabilidad emocional a largo plazo.
La felicidad implica una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales, incluida la genética, las experiencias de vida, las relaciones interpersonales y las prácticas de autocuidado. A diferencia del placer, que puede ser efímero y dependiente de estímulos externos, la felicidad es más resistente a las fluctuaciones y se sustenta en un sentido de propósito, conexión social, autonomía y significado personal.
Placer y felicidad
Desde una perspectiva neurocientífica, el placer y la felicidad se distinguen por su duración, intensidad y las bases biológicas y psicológicas subyacentes.
Mientras que el placer es una sensación breve y centrada en la gratificación inmediata, la felicidad es un estado emocional más duradero y profundo que implica una evaluación positiva de la vida en su conjunto.