Argentina, 1 de mayo 1974
La relación histórica entre Perón y Montoneros es una intrincada trama de amor y odio que se desarrolló en el contexto político de Argentina, particularmente durante el gobierno de Juan Domingo Perón en los años 70.
Inicialmente, Montoneros se formó como un grupo guerrillero de izquierda que buscaba llevar adelante la lucha armada contra el gobierno militar y establecer un sistema socialista en Argentina. Perón, en su regreso al país después de un exilio prolongado, encontró en los Montoneros un grupo de jóvenes entusiastas que abrazaban su ideología peronista. En un primer momento, Perón los aceptó como aliados y vio en ellos una fuerza para contrarrestar a los sectores conservadores y militares que se oponían a su gobierno.
Es cierto que algunos miembros de la guerrilla montonera recibieron entrenamiento y apoyo ideológico en Cuba, así como en otros países de América Latina con gobiernos de izquierda. Cuba en particular, bajo el liderazgo de Fidel Castro, se convirtió en un centro de apoyo para diversos movimientos guerrilleros y revolucionarios en la región durante la década de 1960 y más tarde.
El contacto con Cuba y otros movimientos revolucionarios de América Latina influyó en la radicalización de algunos sectores de la guerrilla montonera, así como en su adopción de tácticas y estrategias de lucha armada.
El asesinato del dirigente sindical peronista José Ignacio Rucci en 1973 fue un factor importante que contribuyó al deterioro de la relación entre Perón y los Montoneros. Rucci era un líder sindical muy influyente y cercano a Perón, y su asesinato por parte de los Montoneros generó una profunda conmoción en la sociedad argentina y en el movimiento peronista.
El asesinato de Rucci intensificó las tensiones entre Perón y los Montoneros, ya que muchos consideraron que el grupo guerrillero había ido demasiado lejos al atacar a un líder sindical tan importante y cercano al líder peronista. Esto provocó un distanciamiento adicional entre Perón y los Montoneros, ya que el líder peronista se vio obligado a tomar medidas enérgicas contra la violencia y el desorden que estaban generando.
Este evento contribuyó significativamente al clima de confrontación y división que caracterizó la relación entre Perón y los Montoneros en ese período, llevando finalmente a un quiebre definitivo durante la presidencia de Isabel Perón y la posterior dictadura militar en Argentina.
El punto de quiebre llegó durante el gobierno de Isabel Perón, cuando los Montoneros se involucraron en acciones violentas y atentados que generaron un clima de inestabilidad y caos en el país. Perón, viendo amenazada la estabilidad que tanto había luchado por establecer, decidió distanciarse completamente de los Montoneros y tomar medidas en su contra.
El enfrentamiento público entre Perón y los Montoneros alcanzó su punto álgido durante la «Fiesta de la Unidad» el 1 de mayo de 1974, donde ambos bandos intentaron imponer su visión política en la Plaza de Mayo. Este evento simboliza el choque de ideologías y la ruptura definitiva entre Perón y los Montoneros.
La historia entre Perón y Montoneros es un ejemplo de cómo las alianzas políticas pueden ser volátiles y cómo los ideales pueden chocar con la realidad política. Aunque en un principio compartieron objetivos comunes, las diferencias ideológicas y estratégicas llevaron a un distanciamiento irreversible, marcando un giro en la historia política argentina y dejando un legado de conflicto y división.