Fábula: Las leyes y las moscas
Había una vez un país en el que las leyes eran como telas de araña, finas y delicadas, tejidas con mucho esmero por los legisladores.
En este país, las leyes eran tan intrincadas y enredadas que a menudo nadie podía entenderlas por completo. Solo los abogados, con sus hábiles manos, podían moverse con destreza a través de esta maraña legal. En ese país vivían dos tipos de moscas: las grandes moscas, que eran poderosas y ruidosas, y las pequeñas moscas, que eran ciudadanas comunes y corrientes. Las grandes moscas, conocidas como «políticas», tenían la habilidad de pasar a través de las leyes como si fueran invisibles. No importaba cuán enredadas fueran las telas de araña legales, siempre encontraban un camino para salir indemnes.
Por otro lado, las pequeñas moscas, que eran las ciudadanas comunes, a menudo quedaban atrapadas en las trampas de las leyes. Cada vez que intentaban hacer algo, como abrir un negocio o pagar sus impuestos, se encontraban enredadas en un laberinto de reglas y regulaciones que las dejaban confundidas y desanimadas.
Un día, una pequeña mosca llamada Josefina, decidió que ya era suficiente. Estaba harta de quedar atrapada en las telas de araña legales y de ver a las grandes moscas salir impunes una y otra vez. Entonces Josefina decidió tomar medidas.
Josefina se convirtió en una activista y comenzó a hablar en voz alta sobre la necesidad de simplificar las leyes y hacerlas accesibles para todas. Reunió a un grupo de pequeñas moscas que compartían su visión y juntas comenzaron a presionar a las grandes moscas políticas para que cambiaran el sistema.
Al principio, las políticas intentaron ignorar a Josefina y a su grupo, pero su determinación y su mensaje resonaron con las pequeñas moscas de todo el país. Pronto, se convirtió en una fuerza a tener en cuenta.
Las moscas políticas se vieron obligados a prestar atención y a comenzar a desenredar las leyes complicadas. Poco a poco, las telas de araña legales se volvieron más simples y comprensibles. Las pequeñas moscas ya no quedaban atrapadas en ellas, y las grandes moscas ya no podían escapar tan fácilmente. La justicia prevaleció en el país, y todas las ciudadanas moscas, se beneficiaron.
La moraleja de esta fábula: Es que, al igual que las telas de araña, las leyes deben ser transparentes y accesibles para todos, sin importar el tamaño o el poder de cada uno. La participación activa y la presión ciudadana pueden llevar a cambios positivos en el sistema legal y garantizar un trato justo para todos.
Autor: Omar Romano Sforza