¿Sientes intranquilidad, estrés y tensión muscular?
Conoce más sobre la ansiedad, sus síntomas y tratamiento.
por: Elmer Huerta, M.D
¿Quién no se ha sentido ansioso alguna vez, en algún momento de la vida? Quizás antes de un examen o de una cita de amor, o antes de una entrevista de trabajo o al tener un ser querido enfermo. La ansiedad, caracterizada por intranquilidad, insomnio y tensión muscular, es un fenómeno común en el ser humano.
Pero cuando esos síntomas son constantes y se presentan incluso después que la causa de la ansiedad se ha solucionado o desaparecido y llegan a alterar las rutinas diarias y la calidad de vida de la persona, se dice que se ha producido un desorden o trastorno de ansiedad.
Debido a que muchos de los síntomas de los desordenes de ansiedad se confunden con los síntomas de otras enfermedades, durante mucho tiempo se ignoró la frecuencia exacta de la ansiedad en las personas mayores. Recientes estudios, sin embargo, han demostrado que los desordenes de ansiedad son muy comunes, llegando a llamárseles “El gigante geriátrico silencioso”, debido a que con una prevalencia que va del 10 al 20%, son dos veces más frecuentes que la demencia (8%) y de cuatro a ocho veces más frecuentes que la depresión (1-3%) en las personas mayores de 65 años.
Diferentes desordenes de ansiedad y sus síntomas
Existen cinco tipos de desordenes de ansiedad: el desorden generalizado de ansiedad, las fobias, el trastorno obsesivo compulsivo, el síndrome del estrés post traumático y los ataques de pánico. Siendo el desorden generalizado de ansiedad y las fobias, los tipos más frecuentes en las personas mayores.
Los síntomas más frecuentes son la sensación de intranquilidad y de que algo inminente va a suceder, de sentirse amenazado y vulnerable y que por tanto uno va a ser incapaz de poder controlar la situación que se presente. Debido a que algunos de estos síntomas —falta de aire, dolor de pecho, dolor de cabeza o adormecimiento de manos y pies— se superponen a los síntomas de otras enfermedades, la ansiedad se hace más difícil de reconocer.
Las condiciones que predisponen a una persona mayor de sufrir ansiedad son:
- Ser mujer
- Tener fragilidad física y emocional
- Sufrir de algún tipo de enfermedad crónica
- Haber perdido soporte social
- Haber sufrido un trauma reciente
- Usar múltiples medicamentos
- Vivir solo
- Tener una baja educación formal
- Pensar que se tiene mala salud
- Tener limitaciones físicas que dificultan las actividades diarias
- Haber sufrido eventos adversos en la infancia
- Haber sufrido acontecimientos vitales estresantes
El desorden generalizado de ansiedad se caracteriza porque, durante por lo menos seis meses, la persona sufre de constantes preocupaciones debido a sus relaciones personales, sus finanzas o su salud y tiene gran dificultad para controlar esas preocupaciones. Entonces los síntomas de la ansiedad empiezan a interferir con su vida diaria.
Por su parte las fobias, se caracterizan por un miedo irracional a situaciones, objetos o actividades, siendo la agorafobia la fobia más común entre las personas mayores. Aunque agorafobia significa literalmente temor a los espacios abiertos, en realidad es mucho más compleja que eso. La agorafobia es el miedo que se siente a las situaciones incómodas, en las que uno pueda sentirse “atrapado”, sin saber que hacer. Es una especie de “tener miedo del propio miedo” por lo que la persona mayor con agorafobia evita los lugares públicos, las reuniones sociales y puede llegar al aislamiento total.
El tratamiento
Lamentablemente se ha hecho muy poca investigación con respecto al tratamiento adecuado para los trastornos de ansiedad en las personas mayores y los médicos tienden a recetar los mismos medicamentos que usan en las personas jóvenes. Especialmente las benzodiacepinas, las cuales causan muchos efectos secundarios en personas de la tercera edad. Entre estos medicamentos se encuentran Xanax y Doral.
De acuerdo a una revisión de 17 estudios publicada en la revista Psychology and Aging en marzo del 2007, se encontró que el entrenamiento de relajación, la terapia cognitiva del comportamiento y la terapia de soporte fueron muy efectivas en el tratamiento de la ansiedad en las personas mayores.
Del mismo modo, un reporte de la American Geriatrics Society (en inglés) advierte que, debido a una mayor sensibilidad al medicamento, las benzodiacepinas, recetadas para combatir el insomnio deben ser usadas en dosis mucho más bajas en las personas mayores y que el tratamiento para la ansiedad con esas medicinas debe ser usado con mucho cuidado, en dosis muy bajas por la marcada somnolencia que causan y siempre asociados a terapia del comportamiento.