Los sueños sencillos de nuestros mayores de 85
Hace días leí un artículo en el diario The Times, algunas estadísticas en mayores de 85 años. Si miramos a nuestro alrededor veremos un montón de personas mayores. Gente que se ha pasado la vida trabajando para sacar adelante a sus familias.
Gente que vivió la última posguerra del siglo pasado, que conoció la escasez, que tenía apenas dos pares de zapatos y el mismo traje para todos los domingos. Pero que fue capaz de sacarnos adelante. A todos.
Las familias han cambiado casi tanto como el mundo. Los hijos se van a sitios lejanos en busca de trabajo. Se desarraigan. Y los padres se quedan. Son abuelos a distancia que ven a sus nietos, con suerte, de viaje en viaje y en las fotos del teléfono.
Cuando sus hijos no viven lejos están apenas un poco más cerca, porque el ritmo del trabajo y la vida hace que las familias se vean mucho menos que antes.
Cuando esas personas mayores empiezan a no poderse valer por sí mismas ¿quién les ofrece un lugar donde estar al cuidado de alguien? Sus familiares no están o no pueden dejar su trabajo para cuidarles. No tienen dinero para pagar los carísimos centros privados para mayores. No hay plazas en los escasos centros públicos.
Solemos olvidarnos de ellos en ese periodo de vida en el que mas nos necesitan.
Todas las personas – independientemente de la edad – necesitan tener interacciones sociales para sobrevivir y prosperar. Pero, sobre todo las personas que envejecen a partir de los 85, a menudo pasan más tiempo solas.
Estar apartadas puede hacer que las personas mayores sean más vulnerables a la soledad y al aislamiento social, lo que puede afectar su salud y bienestar.
Estas personas tienen una visión muy sencilla de la vida, tan sencilla que se pueden resumir en 5 cosas:
- Casi todas quieren buena salud y le temen al deterioro. No a la muerte.
- Anhelan el próximo desayuno, la puesta de sol, llegar al próximo cumpleaños.
- Todas desean que sus familias no las abandonen, las visiten y, sobre todo, las que pueden, que las lleven a vivir con ellos.
- Desean volver a sentir ese agradable olor de la cocina o las caricias de hijos, nietos y hasta biznietos.
- Buscan la reconciliación con los errores cometidos, generalmente a través del perdón y no del resentimiento.