Ser bondadosos puede hacernos más felices. Así de simple.
Como una de las virtudes cardinales de la humanidad y la moneda social más preciada, la bondad, sin duda, es muy importante. De niños y de adultos, buscamos la bondad de nuestros amigos. Pasamos nuestros días dando y recibiendo bondad.
La bondad nos mueve. Nutre y cura; fortalece y eleva. Una sonrisa, un toque nacido de la bondad puede abrir el corazón más duro, abrir los puños más apretados.
La bondad ha sido aclamada por poetas, filósofos y lideres espirituales como un regalo, una religión, un lenguaje audible para los sordos y visible para los ciegos, un arma para combatir el mal y el mayor deleite de la humanidad.
Aumenta la satisfacción con la vida , el estado de ánimo positivo y la aceptación de los compañeros. Puede estimular la liberación de serotonina y oxitocina , lo que aumenta la confianza , reduce el miedo y la ansiedad.Trate de recordar la oleada de sentimientos positivos que experimentó la última vez que realizó un acto bondadoso, es probable que esté de acuerdo en que la bondad nos da placer.
Para los ancianos, el comportamiento prosocial puede promover la longevidad . Para los adolescentes , puede aumentar la autoestima . La bondad nos hace felices.
Investigadores de la Universidad de Oxford descubrieron recientemente que podemos aumentar nuestros niveles de felicidad cuando somos amables con aquellos con quienes disfrutamos de lazos cercanos.
La bondad no solo nos hace sentir bien, sino que también nos hace bien. Conectarnos con los demás a través de acciones bondadosas que nos permiten satisfacer nuestras necesidades psicológicas básicas de afinidad y pertenencia.