Una fábula para emprendedores en tiempos de pandemias ( y también para los que no lo son )
Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba soñando despierta.
Mientras caminaba pensaba:
“Esta leche dará mucha nata, la cual batiré hasta convertirla en una mantequilla que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero me compraré un canasto de huevos y pronto tendré pollitos. Cuando crezcan los venderé a buen precio, y con el dinero me compraré un vestido nuevo. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y el hijo del molinero querrá bailar conmigo. Pero no voy a decirle que sí a la primera. Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la cabeza”.
La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo y la lechera se quedó con nada.
4 moralejas:
- No esperéis a tener para actuar.
- Muchas veces, los emprendedores “pecan” por soñadores; es decir, se imaginan todo lo que podrán hacer una vez que tengan dinero. Una vez que se posicionen en el mercado. Cuando consigan sus primeros clientes. Cuando le ganen a la competencia. El día que levanten capital, etcétera.
- No te dejes caer en estas ilusiones y tampoco esperéis a que tengáis lo que soñaste para actuar.
- Un verdadero emprendedor sueña, pero tiene los pies en la tierra, y sabe que para lograr lo que siempre ha querido tiene que actuar ahora. Hoy.