¿Qué necesitamos para ser felices?
En 1943, el psicólogo de psicólogos, Abraham Maslow, largamente estudiado en todas las carreras universitarias de ciencias sociales, definió una teoría que jerarquizaba las necesidades humanas en base a la sociedad occidental del siglo XX.
Sus enseñanzas siguen vigentes y la jerarquía piramidal es una de las bases sobre las que se asientan los pasos que necesitamos cumplir para ser felices. ¿Aún no conoces la pirámide de Maslow?
¿Qué tipos de necesidades hay?
La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, nos plantea cinco niveles comunes a todos los seres humanos:
Primer nivel: necesidades básicas
Se agrupan aquí, principalmente, todos los requerimientos primarios de la supervivencia: alimento, agua, techo, descanso, aire respirable…
Segundo nivel: necesidad de seguridad
Relacionado con el deseo de sentir que su entorno físico y social es estable, ordenado y predecible, incluye desde la certeza de ser capaces de seguir satisfaciendo las necesidades primarias en el futuro, hasta situaciones más complejas, como un trabajo estable o un proyecto personal viable.
Tercer nivel: necesidades de pertenencia
Se refieren al hambre que por fuerza sentimos de ser aceptados por los demás, de estar integrados a un grupo y a la vivencia que se suele llamar “de la doble pertenencia”: Yo pertenezco a este grupo y este grupo me pertenece. Soy parte de esto que de alguna manera me define.
Cuarto nivel: necesidad de valoración y reconocimiento
Un grupo de necesidades que incluye tanto el reclamo de ser queridos como el de ser valorados por lo que hacemos, así como respetados por lo que somos. Es la necesidad de aprobación y de prestigio. Y, por extensión, el sentirnos competentes e idóneos en el desempeño de la tarea elegida.
Quinto nivel: necesidad de autorrealización
Lo que se suele describir como la satisfacción de llegar a ser todo lo que uno es capaz, de sentirse a gusto con la propia existencia; la certeza de poder hacer las cosas siendo congruentes con lo que somos, lo que pensamos y lo que sentimos.La posibilidad de escalar toda esa pirámide satisfaciendo las necesidades de cada nivel está relacionada, claro, con el buen uso de todas las capacidades y habilidades con las que uno nace, con las que desarrolla y con las que adquiere a lo largo de su vida.
Como es obvio, este proceso, que podemos llamar de crecimiento personal, depende no solo de aquellas condiciones que hemos recibido desde la cuna, depende también, y sobre todo, de nuestra actitud, nuestras experiencias y los hechos a los que debemos enfrentarnos en la vida, incluyendo la educación.