“¿Mi edad? ¡Qué importa! Tengo los años necesarios para no tener miedo y hacer lo que quiero y siento»

«Una sociedad lúcida y avanzada se debería apoyar en las personas con más experiencia y conocimientos, y procuraría que siguiesen activas como asesores o guías de los jóvenes que comienzan. No debemos caer en el tópico del viejismo, acuñando con él lo que creemos que es una lacra para el desarrollo: La edad. «

Hay una edad límite para ser emprendedor? Según el informe de la Fundación Ewing Marion Kauffman, The Coming Entrepreneurship Boom, la tasa más alta de emprendimiento durante la última década se ha registrado entre personas con edad comprendida de 55 a 64 años.

Uno de estos emprendedores, William Perin, aporta su experiencia y trayectoria profesional en la revista Forbes, como propietario de dos establecimientos de la franquicia Batteries Plus Bulbs situados en San Rafael, California.

En 2007, a los 61 años, decidió no jubilarse e iniciar su propio negocio en propiedad. Para ello, completó su larga formación (35 años) como especialista en operaciones de Macy’s y abrió una franquicia de Batteries Plus Bulb en San Rafael. El año pasado, a los 68 años, abría su segunda tienda en Santa Rosa.

La idea de lanzarte al emprendimiento a una edad en que la mayoría de gente está ya retirada puede sonar verdaderamente desafiante. «¿Podré hacer esto a mi edad?» Y «¿Cómo va a afectar a mi familia?», son sólo un par de preguntas que suelen venir a la mente cuando te planteas este paso a una edad avanzada.Sin embargo, William descubrió que pasar a ser tu propio jefe puede convertirse en algo muy gratificante cuando uno no está preparado aún para retirarse por completo.

Dile No al viejismo

“El Fondo Monetario Internacional, rector de la economía mundial, considera que las personas mayores somos un problema y una amenaza para la economía. Más concretamente dice que los ancianos viven demasiado y hay que acabar con eso, y ya, porque es un riesgo.”dice Pepa Espinós en https://www.phyltime.org

¿Qué pensaran hacer con nosotros? ¿ Una especie de granja donde entremos a remesas y nunca salgamos?. ¿O quizá apartarnos como en la antigua Roma se apartaba a los esclavos y a los bueyes cuando sus fuerzas flaqueaban y ya no era rentable mantenerlos?

El escritor y filósofo canadiense Lou Marinoff nos invitó a encontrar con más Platón y menos Prozac, (en su libro del mismo título), la manera de salir del túnel más racional y responsable. Hay que romper con los estereotipos de la vejez que la asocian a la enfermedad, fragilidad, analfabetismo digital, porque un alto porcentaje de personas mayores no somos viejas.

Somos independientes y funcionalmente autónomas, y podemos desarrollar muchas actividades de participación y colaboración.

Hoy las personas mayores formamos un grupo numeroso y heterogéneo, tanto por la edad como por los conocimientos.

Una gran parte no somos analfabetos digitales, y nos preocupan la incertidumbre política y los vaivenes sociales. Tenemos experiencia y somos expertos en muchas cosas. Queremos que se cuente con nosotros.

Una sociedad lúcida y avanzada se debería apoyar en las personas con más experiencia y conocimientos, y procuraría que siguiesen activas como asesores o guías de los jóvenes que comienzan. No debemos caer en el tópico del viejismo, acuñando con él lo que creemos que es una lacra para el desarrollo: La edad.

Necesitamos tener, enseñar y transmitir una visión humanista de la sociedad que impida las desigualdades extremas. La generación actual de mayores estamos acostumbrados a luchar por causas justas y dignas en nuestra juventud.

Quizás ahora debamos seguir luchando por la defensa de los valores humanos.

«Es bueno que nos mantengamos conectados con otros, hacer vida social, compartir nuestros pensamientos e inquietudes con los demás, deliberar sobre ellos. Y buscar a quien y cómo ayudar para sentirnos útiles.” Termina Pepa Espinós

STOP AL VIEJISMO

«No debemos asumir que la Real Academia de la Lengua Española incluya en la definición del término vejez «achaques, manías y actitudes propias de la edad de los viejos. Y no queremos una segunda juventud, esa etapa ya está superada. Ahora está en nuestras manos vencer el VIEJISMO, romper con los estereotipos y cánones de la vejez.

Sí a hacerse mayor, entendido como cuidarse, activarse, volver a enamorarse, descubrir, hablar de derechos o construir nuevos sueños.

Sí a estar orgullosos de nuestra edad y de haber llegado hasta donde hemos llegado.

Sí a mantenernos concienciados socialmente y preocupados por la incertidumbre política y las injusticias del presente.

Formamos un grupo numeroso y heterogéneo, somos personas diferentes entre sí, y con necesidades diferentes.

Eso sí, nos unen: serenidad, experiencia, sabiduría, respeto, independencia, tranquilidad, templanza, coraje y fuerza.

Bernard Shaw, dramaturgo y premio Nobel, decía que no dejamos de jugar porque nos hacemos viejos; envejecemos porque dejamos de jugar.

Una sociedad lúcida y avanzada debe dar protagonismo a las personas con más experiencia y conocimientos, y ofrecerles oportunidades para que sigan activos.

¿Mi edad? ¡Qué importa! Tengo los años necesarios para no tener miedo y hacer lo que quiero y siento».

Fuentes:https://www.phyltime.org