Cultivar la fuerza de voluntad…
Ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores.
Hacernos cariño y tratarnos bien..
Como habitantes de un país , como familia, como amigos. Saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de los micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día.
Simplemente querernos…
Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, a cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.
Nuestras casas..
Independientes de los recursos, se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.
Las diminutas cadenas de los malos hábitos..
Son generalmente demasiado delgadas para sentirlas, hasta que llegan a ser demasiado fuertes para romperlas…