«La vida no es un currículum”

«Nadie te va a recordar por los títulos que juntaste o por la cantidad de horas que pasaste en una oficina.»

Esos papeles y logros son secundarios. Lo que realmente importa, lo que queda cuando ya no estás, es cómo viviste con tu familia, cómo trataste a tus amigos, y cómo miraste a los ojos al vecino, al compañero de trabajo, al desconocido.

“Porque la vida no es una carrera para llegar más lejos que otros.”

Es un tejido que construyes con los que te rodean. ¿De qué sirve ser el mejor profesional si no supiste ser un buen padre, una buena madre, un hijo presente, un amigo fiel? ¿De qué vale ser el empleado del mes si no saludaste con una sonrisa al portero o si no ayudaste a un colega en apuros?

“El buen trabajador no es el que se desgasta por un currículum brillante.”

Sino el que honra su labor sin perder la humanidad, sin olvidar que todos somos parte de algo más grande. Y lo mismo pasa con la familia y los amigos. Puedes ser exitoso en lo que haces, pero si te olvidas de sentarte a escuchar a un ser querido, de compartir una mesa, de dar un abrazo sincero, entonces, ¿para qué todo lo demás?

“La verdadera huella la dejas en el prójimo.”

En cómo acompañas a los tuyos y a los otros. En cómo sembráis amor, respeto y generosidad. Al final, eso es lo que define tu vida. No los logros, sino el corazón que dejaste en el camino.