Eliseo, el mirón de un mundo burgués

Acabo de ver la primera temporada de la miniserie argentina “El encargado”. En un edificio de cemento y vidrio del bonito barrio de Belgrano, Eliseo ( Guillermo Francella) mira. No es un simple conserje, es el que lo ve todo. Él, el invisible, observa a los invisibles desde su trinchera de llaves y cerraduras. Sabe quién entra y quién sale. Sabe lo que no saben que él sabe.

¿Quién es Eliseo?

Un hombre que encontró en el poder ajeno la llave para dominar su propio destino. Un hombre que, sin grandes aspiraciones, tiene en sus manos el destino de los que creen estar por encima de él y de muchos.

Los poderosos del edificio —esas vidas en miniatura, en sus jaulas de cristal— lo ignoran. Para ellos, Eliseo es una sombra, una extensión de los muebles. Pero en su mirar constante, Eliseo los despoja. En su mundo pequeño, entre los pasillos y escaleras, organiza sus propias revoluciones silenciosas, sus venganzas pequeñas. Su risa es como una daga afilada, y cada acción suya es una jugada en un tablero de ajedrez que solo él conoce.

¿Qué sería del poder si no tuviera a quién someter?

Eliseo lo sabe. Los ricos del edificio, esos señores de corbata, de comités y reuniones de consorcio, también son esclavos. Cautivos de su propio miedo, de su fragilidad. La clase alta teme, porque, aunque tienen el dinero, no tienen el control. Son, como todos, prisioneros de sus debilidades. Tienen paredes altas, pero Eliseo las atraviesa con astucia, risas y dramas.

Los copropietarios, con su aire de superioridad, también son pequeñas historias de fracaso y ambición.

Se creen los dueños del mundo, pero son piezas del mismo engranaje de desigualdad y abuso que Eliseo explota. En su silencio, Eliseo se alimenta de su miseria, de sus secretos. Porque el poder no reside en quien lo ejerce, sino en quien lo observa.

Al final, el edificio no es más que una metáfora de un mundo en el que el oprimido siempre encuentra formas de subvertir al opresor. Eliseo es el espejo roto de una sociedad que se cree intacta, pero que en sus grietas esconde toda la agresión, pintada con vergüenza, por pensar que son mejores, solo porque tienen cosas que se compran con dinero.

 

El Encargado es una miniserie creada para Disney +