La danza de nuestras historias

En los rincones del alma se tejen las historias, aquellas que dan vida y sentido a nuestra existencia. El vivir se traduce en contar, en narrar con pasión y con calma.

Las cosas más sublimes del mundo, esas joyas intangibles, no se ven ni se tocan; se sienten, vibran en lo profundo del ser. Aprendí que podrán olvidar nuestras palabras y acciones, pero nunca olvidarán la emoción que sembramos en los otros.

No olviden su historia, sueñen con su porvenir, pero vivan cada instante con la intensidad de un presente efímero y fugaz.

Explorar lo inexplorado es la danza en la que el cerebro se deleita. Hacer lo inusual, aventurarse en terrenos desconocidos, nos regala nuevas perspectivas, ideas, y habilidades. El cerebro, como el músculo, se marchita si no se ejercita.

Los títulos y diplomas se desvanecen, se los lleva el viento. Lo que verdaderamente importa es vivir con autenticidad, como bien señala Víctor Küppers, pues al final, seremos recordados no por nuestro currículo, sino por la esencia misma de quienes somos.

Vivamos, entonces, con la convicción de que cada historia contada, cada emoción vivida, es una estrella que brilla en el firmamento de nuestra memoria, y le da sentido a nuestra existencia.